CONTIGO ELCHE critica la falta de previsión en cuanto al
desarrollo urbanístico del barrio de San Antón concretado ahora en la falta de
dotación presupuestaria, destapando una mala praxis absoluta desde los inicios
de este oscuro proyecto tan puesto en entredicho como veces tapado a golpe de
flash mediático.
Elche, 18 de junio de 2020. Hay que remontarse a los inicios de este
siglo, cuando el gobierno municipal de entonces optó por la opción más engorrosa
para las arcas públicas y para los vecinos del barrio, cuando inicialmente se
había aprobado la posibilidad de rehabilitar el barrio y reforzar estructuras con
la misma ordenación urbana y respetando los espacios de ocio vecinales finalmente
unos informes presuntamente neutros avalaron la tesis más cara y más lesiva
para los vecinos con menos recursos económicos.
El Ayuntamiento de entonces, como el de ahora, siempre tiene un
informe en la manga para poder solventar cualquier contratiempo que obstruya
intereses políticos y detenga proyectos que en este caso se acercan a los 140 millones euros, cuando el
presupuesto inicialmente aprobado en la rehabilitación estructural rondaba los
20 millones de euros. 20 años después, muchos vecinos ya no están para ver las
promesas cumplidas, y los que están observan con perplejidad que aquellos con
mayor poder adquisitivo han sido los primeros beneficiados en la ocupación de
una vivienda nueva, mientras que el resto no puede ni tan siquiera reformar la
suya, ni acceder a las ayudas y subvenciones que las distintas administraciones
ofrecen al encontrarse en un limbo legal similar a los afectados por la Ley de
costas.
Las fases
inicialmente previstas se dividieron en subfases y la especulación con un
proyecto social donde las empresas municipales como PIMESA deberían haber
actuado con más arrojo social y menos intereses políticos fue el modus operandi
del proyecto de San Antón. Otro problema añadido es la insalubridad que genera
el hecho de tapiar viviendas atrayendo la ocupación ilegal y convirtiendo el
barrio antiguo en un verdadero gueto donde conviven los vecinos que no han
tenido la suerte de conseguir vivienda nueva con estas situaciones de
ilegalidad mientras las administraciones miran para otro lado.
La realidad es que ningún
bloque se ha caído, como auguraban los informes, que la pérdida patrimonial de
los propietarios en estas dos décadas es enorme y que en la actualidad no hay
presupuesto para finalizar las obras con lo cual ha generado un desigualdad
manifiesta además del cuestionable modelo de modificación del PGOU realizado en
este barrio y que adía de hoy deja una preocupante duda de futuro en el
horizonte.