Yo de política no quiero saber nada, no te
signifiques nunca, la política está prohibida en este foro, tú sabrás pero si
te metes en política conmigo no cuentes para nada, vas a perder amigos… Son las
primeras frases que me han venido a la mente cuando empiezas a interesarte de
forma activa en la política.
Hace muchos años que comencé a
frecuentar parques y pasar horas y horas de charlas con mamás y algunos papás (es
lo que tiene ser padre de familia numerosa) y a escuchar quejas y críticas de
la labor de la gestión municipal de los equipos de gobierno de turno. Es ahí
donde entendí que tanta sugerencia debía canalizarse de alguna manera; cierto
es que los corrillos del parque, del bar, del fútbol se van por el sumidero de
las tertulias sin remedio, pero no me resigné a que eso fuera así. La política
es el único camino necesario para lograr una gestión más eficiente de nuestros
recursos y la vía donde canalizar las críticas y transformarlas en
aportaciones.
¿Por qué los ciudadanos viven tan
alejados de la política? Pues es evidente, porque la gran mayoría de los que
militan, dirigen y llenan los partidos han convertido un sano ejercicio
democrático en un escaparate personal de egos sin escrúpulos donde colocarse y
encontrar refugio a amigos y familiares, porque no buscan el bien común de la
ciudadanía sino el sobresalir por encima del contrario, machacarlo y si es
posible destrozarlo con argumentos improductivos basados en una gran oratoria y
un medido afán de protagonismo. Es bochornoso escuchar las intervenciones de
los diputados en Madrid o de los aprendices de ello en cada Ayuntamiento, no se
escuchan, no pactan, no desean bien al prójimo sino tratan de zancadillearlo
para hacerlo caer… Los políticos no han entendido nada y han logrado el
desprecio y la abstención de gran parte de la población.
La política tiene ese estigma
negativo por culpa de sus actuales representantes, pero la política es
imprescindible en todos los ámbitos de nuestra vida, gestiona nuestros
impuestos y oferta nuestros servicios, determina qué lugares tendrán un centro
de salud y cómo funcionan los centros escolares de nuestros hijos, por ello,
abstraerse no es lo opción más correcta. Yo sí creo que los ciudadanos de la
calle podemos ocupar las “poltronas” de los profesionales de la política y
ofrecer una gestión diferente y llevar a los consistorios otra manera más
eficiente de gestionar los recursos públicos. Yo creo en una política de
sentido común donde las personas más preparadas ocupen cada área, sanitarios en
sanidad, gestores deportivos en deportes, ingenieros en urbanismo, educadores
en educación… que se acabe el teatro de los plenos municipales y se convierta
en reuniones productivas de trabajo cooperativo en beneficio del municipio,
donde la oposición tenga un papel más relevante y protagonismo en la toma de
decisiones y no se pierda el talento de las personas por militar en un partido
u otro. Yo sí creo que en los Ayuntamientos se puede prescindir de las
etiquetas y los estigmas y dejar paso a la gestión. Yo creo que se puede
gobernar con otro talante y con un criterio más técnico y menos ideológico.
Creo sinceramente que ha llegado
la hora de la política del sentido común, de erradicar la crispación, el
insulto y apostar por el trabajo en equipo. Los municipios no pueden cambiar el
callejero cada cuatro años ni trazar su camino a base de obras con sellos
personales de los alcaldes del momento. No creo que sea tan complicado empezar
la casa por los cimientos, por su la base; es decir, unir a todos los partidos,
agentes sociales, colectivos ciudadanos y elaborar un Plan Estratégico General
de futuro a largo plazo donde establecer qué modelo de municipio quieren los
vecinos y en base a esa matriz elaborar el resto de Planes municipales de
movilidad, turismo, empresa o deportes. Estoy convencido de que esta nueva
concepción de la política la vamos a implementar con ilusión, trabajo,
constancia y esfuerzo y que los ciudadanos apostaremos por ella más pronto que
tarde.